VALORES Y

PRINCIPIOS





PRINCIPIOS

1. PRINCIPIO: NO LASTIMAR 

Este principio se aplica a todas las agresiones: físicas, verbales y psicológicas. Se relaciona con el respeto a los demás. Este principio declara inapropiados y culpables los golpes, los insultos, las amenazas, las extorsiones, las burlas, los robos y todo lo que pueda dañas la integridad física o moral de las personas o les pueda infundir inseguridad y miedo. Se trata entonces de obligarse a no lastimar a nadie, ni con la lengua. 

2. PRINCIPIO: NO LASTIMARSE 

Este principio se aplica a todas las ocasiones en las que una persona se pone voluntaria-mente en ocasión próxima de peligro, se relaciona con el respeto a sí mismo. Este principio declara inapropiados y culpables los comportamientos temerarios o que atenta contra la propia integridad física: uso de sustancias (tabaco, alcohol, pastillas, marihuana, cocaína y otros) así como los tatuajes y piercing. Se trata entonces de no infligirse ningún daño, al menos dos razones. Todos nos sabemos hijos de Dios, con obligación de asumir esta dignidad. Causarse daño les infunde inseguridad a los demás, afectándolos negativamente. 

3. PRINCIPIO: NO ROMPER 

Este principio se aplica a todos los bienes tangibles e intangibles. Se relaciona con el respeto al orden y el estudio. Este principio declara inapropiado y culpable. El vandalismo, que consiste en destruir cosas propias, ajenas y colectivas. La actitud perturbadora en el aula, que consiste en destruir las condiciones del aprendizaje. Es importante detenerse sobre la perturbación que es una forma de robo, pues los perturba-dores no permiten que otros alumnos reciban la enseñanza por la que sus padres pagan elevadas sumas de dinero. Se trata entones de no destruir ni el clima estudioso en el aula. 


FORMACIÓN

Para los alumnos y familias que solicitan la atención espiritual, se ha trabajado en conjunto con la comisión de catequesis del colegio y el Párroco de Nuestra Señora del Rosario, Padre Carlos Humberto Ramírez 

La más grande responsabilidad  es la celebración de la Santa Misa en los días de fiesta y la atención sacerdotal a nuestros alumnos, como un medio de formación espiritual personal. Además de ser un valiosísimo apoyo en otras áreas estratégicas de formación cristiana de nuestros alumnos.